
pero con un corazón humanista
Los psicólogos que tenemos un recorrido de años de profesión, coincidimos en que la Psicología Académica (Cognitivo Conductual) es necesaria, pero en ocasiones tenemos la sensación de que es insuficiente para trabajar y adaptarnos a todo tipo de pacientes. Durante años leemos, estudiamos y nos formamos en otras corrientes para encontrar herramientas eficaces. No siendo conscientes que el trato, la forma, lo que llamamos en psicología “habilidades del Terapeuta” es lo que marca la diferencia. Al final muchos dejamos de ser psicólogos “puros” y hacemos una psicología integral o ecléctica en gran medida; pero el sello personal, la forma de tratar a la persona junto con tus propias características personales es lo que hace que conecte y se produzca el cambio. La motivación incluso por el cambio.
Trabajar desde el amor y la confianza en las fortalezas de la persona. Respeto absoluto por el ser humano, optimismo y sentido del humor. Honestidad en lo que uno hace y sobre todo humildad corresponde en gran medida con la Psicología Humanista con la que me siente muy identificada, búsqueda incansable del potencial humano, sin juzgar, con empatía y con un enfoque existencial.
“Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante”. Carl Rogers.