Carta a nuestros amigos y familia.

Carta a nuestros amigos y familia.

Uno de mis objetivos cuando comencé mis estudios fue hacer entendible y accesible a las personas de mí alrededor una ciencia que como poco a veces se veía como mística. De ahí pienso que se repita tanto la típica frase “Yo no creo en los psicólogos”. Estoy de acuerdo, porque si fuera cuestión de creencia está claro que yo (una persona escéptica como pocas) tampoco creería.

Por tanto, este es un compromiso que adquiero al intentar presentar esta CIENCIA de forma cercana a todos, intentando no perder rigor en los planteamientos y conceptos.

En esta página encontrarás pensamientos, reflexiones, vivencias, dudas, pero sobre todo mucho sentimiento. A pesar de que todos podemos tener nuestras crisis existenciales y nuestros enfados con el mundo y con lo que hacemos, siento un profundo bienestar al poder dedicarme a una profesión que me da tantas satisfacciones.

En este blog se hablará de la psicología clínica enfocada a adultos y/o niños y la psicología forense, que debo admitir que es mi debilidad, informando de artículos, y espero que de todo aquello que pueda tener interés en nuestra vida cotidiana.

Otro de los motivos por el que me apetece escribir este blog es por reivindicar un poco las necesidades que podemos ir encontrando en esta Sociedad. De ahí que cualquier motivo de injusticia o crítica constructiva de la que seamos conocedores, me gustaría haceros partícipe a todos.

Como primera reivindicación y ya que estamos hablando de psicología haré la primera.

Existe necesidad de mayor número de psicólogos en los Centros Públicos, tanto en la Seguridad Social como en Atención Primaria e incluso en los Juzgados, y sin embargo el número de plazas PIR, por ejemplo, que salen aún es ridículo.

No se entiende muy bien (a no ser que pensemos mal ¿verdad?) por qué no se generan más plazas públicas de psicólogos cuando existe evidencia empírica en relación a que las personas que reciben tratamiento psicológico abandonan las pastillas de forma más frecuente que las que no, y su calidad de vida mejora.

Me gustaría agradecer a todos el cariño y gratitud que recibo frecuentemente y disculparme en mis – más que seguras-  equivocaciones.

Y por último, «quiero agradecer especialmente a mis hijos: Quique, Miguel y Ángela, lo maravillosos que son  porque me lo han puesto siempre muy fácil. A pesar de las miles de horas que he pasado fuera de casa jamás se han quejado por nada y su comportamiento siempre ha sido digno de elogio. Y a  Enrique, mi marido, porque entiende perfectamente mi implicación y lo importante que es para mí, mi profesión. Es una suerte tener una familia como la mía. Os quiero.»

 

Atentamente.

Gemma Echevarría Correa

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